Por qué nos siguen gustando los Peta Zetas

¿Quién no ha probado alguna vez los famosos Peta Zetas? Una de las chucherías más sorprendentes y por la que tenemos especial debilidad. Nos encantaba cuando éramos pequeños y sentíamos ese cosquilleo mágico en la lengua. Era una sensación tan increíble y diferente a todo lo demás que seguro que la repetisteis una y otra vez.

Los Peta Zetas sufrieron su auténtico boom en los años 80-90 pero siguen siguiendo una de las chucherías más destacadas hoy en día. De hecho, se suelen incluir en todas las bolsas de cumpleaños y en grades celebraciones infantiles. Desde el blog de Goloseba queremos hablaros un poco más de estas golosinas tan increíbles.
 

Todo lo que debes saber sobre los Peta Zetas

La clave de su éxito es que además de ser unos caramelos deliciosos, consiguen la diversión, la atención y la sorpresa de todo el que lo come. Explotan en nuestra boca y sentimos ese cosquilleo en la lengua difícil de explicar. Están hechos con ingredientes clásicos como cualquier caramelo, pero además otros como el dióxido de carbono a presión para que se formen pequeñas burbujitas en el jarabe. Cuando se deja enfriar, se solidifica y se obtiene un bloque de caramelo con pequeñas burbujas de dióxido de carbono. Luego se rompe en pedacitos y así se obtienen los Peta Zetas.

Si te has preguntado alguna vez por que explotan los Peta Zetas, la respuesta es más científica que mágica. Las burbujas atrapadas en ellos se liberan cuando entran en contacto con la saliva de nuestra boca. Pero no sólo explotan cuando nos los echamos a la boca, sino también cuando los mordemos. De esta manera se logran los ruiditos que impresionan a los más pequeños (y a los mayores también).

En nuestra tienda online contamos con distintas variedades de los Peta Zetas, desde los más clásicos con sabor a fresa a otros de cola y pinta lenguas para que escojas el que más te gusta. Se trata de cajas de 50 donde poder volver a experimentar esa explosión de caramelo que hace estallar y produce una sensación de efervescencia. ¡Increíbles!